La animación socio-cultural y el
trabajo social comparten espacios y tienen el mismo objeto de intervención, se
trata de las necesidades culturales y sociales. Además, intervienen con el
objetivo de desarrollar potencialidades y capacidades, así como de transformar
conscientemente la realidad social. Sin embargo, también existen diferencias:
En el trabajo social se abordan
necesidades sociales o materiales desde las políticas sociales en el ámbito
individual, grupal y comunitario, mientras que en la animación socio-cultural
se abordan necesidades culturales desde las políticas culturales con grupos y
comunidades. Por tanto, en ambos casos las intervenciones pueden estar
dirigidas a grupos y comunidades y, pese a intervenir sobre diversas
necesidades, influyen en el bienestar de las personas que, a su vez, influye en
mejorar sus necesidades.
Respecto a la intencionalidad de
las intervenciones, en trabajo social existe una intención de adaptación y
transformación sobre las condiciones materiales y en animación socio-cultural
la intención es de desarrollo espiritual y material, por tanto, existe una
relación entre ambas intenciones, puesto que quieren mejorar las situaciones
materiales (Macías y Rodríguez, 2013).
Entonces, ¿qué le aporta la
animación socio-cultural al trabajo social?
El trabajo social, tal y como hemos visto en la entrada anterior (EN LA REALIDAD ACTUAL: TRABAJO SOCIAL), es cambiante y evoluciona a la par que la sociedad, por lo que necesita renovar sus modos de intervenir para adecuarse a la realidad social. Actualmente, la educación y las formas de relacionarse están cambiando, debido, en parte, a los medios de comunicación. Por ello, el trabajo social necesita acercarse a la comunidad desde técnicas visuales y entretenidas, de manera que sean accesibles y cercanas a todas las personas independientemente de su edad y de su contexto. La animación socio-cultural le proporciona al trabajo social una nueva posibilidad de desarrollar las potencialidades de las personas y las capacidades de actuación de las personas, de favorecer a la reflexión social y de tratar problemas y necesidades sociales, con el fin de cambiar y transformar la realidad social hacia una mejoría del bienestar de las personas, grupos y comunidades.
La animación socio-cultural
trabaja a través de medios técnicos de apoyatura visual, pudiendo tratarse a
través de la expresión artística, de actividades lúdicas y de actividades
sociales. Por su parte, las personas profesionales del trabajo social pueden
realizar e intervenir en actuaciones de animación socio-cultural. Dichas
actuaciones favorecen a la mejora de las condiciones y la calidad de vida de
las personas pertenecientes a la comunidad, teniendo en cuenta sus
características, problemas y necesidades. Del mismo modo, intervienen
sensibilizando y concienciando sobre necesidades y problemas sociales,
apoyando, a su vez, a la consecución de una sociedad más justa y equitativa.
Macías, R. y Rodríguez, M.C.
(2013). Animación Sociocultural y Trabajo social. Reflexiones desde la práctica
comunitaria.
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